20 de junio de 2013

PERDON INDIO ANDRESITO

PENSAR QUE AL CLUB QUE LLEVA EL NOMBRE DE ESTE INDIO AHORA SE LE VA A LLAMAR CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER, MIENTRAS LA PRESIDENTE QUIERE CAMBIAR EL MONUMENTO DE COLON POR EL DE JUANA AZURDUY, PARECE UNA PARODIA  Y ESTOS HABLAN DE LO QUE HAN BAUTIZADO COMO "PUEBLOS ORIGINARIOS?

QUIEN ERA ANDRESITO

Andresito: Héroe y mártir de la soberanía misionera

Andrés Guacurarí, el notable indio guaraní que guerreó por la soberanía de los pueblos de las Misiones, comienza a tener el reconocimiento negado por la historia oficial, unitaria y elitista. Por Silvia Torres

Imaginemos el sentido de ser un originario, un indio guaraní a fines del Siglo XVIII, en los confines del continente o, más precisamente, en el corazón del continente, lejos muy lejos de los puertos de ultramar que concentraban la agitada vida de las colonias del inmenso continente americano.

Imaginemos estar a merced de la codicia y la ambición de los miles de conquistadores y colonizadores que arribaban a estas tierras con un solo fin: encontrar el oro mítico de América que les permitiera, de una vez y para siempre, superar las rigurosas penurias y la marginación que pesaba sobre una vasta clase social de nobles sin fortuna o del aún más numeroso sector social de comerciantes, artesanos, agricultores y soldados.

En ese ambiente político-social, la vida de los pueblos originarios era dura, cruel y desafortunada, producto del violento choque entre dos culturas diametralmente opuestas: una, con eje en la acumulación ilimitada de la riqueza como objetivo fundamental de la vida humana y, la otra, forjada en un orden social centrado en el conocimiento y manejo de la naturaleza, como proveedor esencial de los bienes.

La consideración de Andrés Guacurarí pone de relieve el valor esencial de una raza y de una estirpe cuyos rastros se perdieron en la historia, por haber sido el paradigma de un modo de vida y de una organización social derrotada, pero que aún hoy perdura entre las infinitas capas de la memoria popular.

Andresito nació en San Borja, el 30 de noviembre de 1778, cuando la región de las Misiones Orientales, a la cual pertenecía la villa, era azotada por insistentes invasiones lusitanas en su afán expansivo hacia el occidente, tanto para apresar indios destinados a la esclavitud como para apropiarse de las tierras bajo el dominio español y que luego pasaron a ser tutelados por los gobiernos surgidos del proceso revolucionario de Mayo.

Así, el inteligente y preparado guaraní –sabía leer y escribir en guaraní, español y portugués, así como también instruido en la lectura de los numerosos libros que le proveía su padrino-, fue adoptado por el hombre fuerte de la región, Gervasio Artigas, para convertirse en su avisado lugarteniente, con un sólida adhesión a los principios políticos de autonomía que sustentaba el Protector de los Pueblos Libres, capaz de llevar adelante la convocatoria, la adhesión y la organización de miles de sus compatriotas para defender el territorio de las Misiones de los sucesivos avances paraguayo y lusitanos.

Todo el antiguo territorio de las Misiones, desde el norte de Entre Ríos hasta las selvas de la actual provincia, con sus ancestrales pueblos: Candelaria, designada capital por Andresito, Santa Ana, Loreto, Corpus, Apóstoles, La Cruz, San Carlos, Santo Tomé, Santa María y Mártires lo tuvieron como permanente custodio de su seguridad y de una organización política que les era propia, basada en el respeto insoslayable de su soberanía, de la legítima autodeterminación y en defensa de sus economías regionales.

Fue un notable guerrero y un gobernante lúcido y justo. Pero, la permanente inestabilidad del frente interno fogoneado por el gobierno porteño en connivencia con los portugueses en contra de Artigas, permitió el avance de éstos últimos y la derrota final de Andresito y la de su pueblo. Corría 1819 y en el paso de Itacurubí, el comandante guaraní, alias Artiguinhas según los invasores, cayó prisionero del esclavista general Chagas cuando sus tropas eran superadas ampliamente por las del lusitano.

Se sabe que Andresito estuvo prisionero en Porto Alegre, último lugar comprobado históricamente y luego su rastro se pierde entre la prisión de la Isla das Cobras, en Río de Janeiro, mientras que otra versión dice que fue liberado y visto en Montevideo.

Con una vida de entrega absoluta por la libertad de su pueblo, el comandante Andrés Guacurarí pasó años ignorado por decenas de generaciones de misioneros y de argentinos que también ignoraron las peripecias del pueblo guaraní en la defensa de la frontera nordeste, como parte integrante de las Provincias Unidas del Río de la Plata y luego de la Argentina.

Corren nuevos tiempos y la historia puja por salir a la luz como factor insoslayable para cualquier pueblo que busca definirse, estar y ser. Misiones despertó de ese largo letargo en búsqueda de su destino de la mano de un movimiento que hoy la gobierna y que puso el interés de su pueblo por delante de cualquier otro. En ese proceso, ningún misionero puede eludir remitirse a la figura del Comandante guaraní, de su inmolación y la de su pueblo en salvaguarda de la libertad y de la soberana autonomía de los pueblos.


Andrés Guacurarí
Andresito Guacurarí