Quien esto
escribe se considera con suficiente autoridad para hablar de aquel hecho, en
ese momento tenía 39 años de edad y vivió y sufrió ese procesocomo ciudadano y
profesional de sociología.
Comencé mi
compromiso público institucional a los 12 años de edad, al integrar en ese
momento la Juventud Católica en la
Iglesia de la calle Aristóbulo del Valle en la localidad de Munro. En 1951, teniendo
15 años me integré también como joven a la actividad política en la UCR donde
la fórmula presidencial para enfrentar a Perón en las elecciones de 1952 fue la
de Balbín-Frondizi.
En la
campaña pinté paredones, pegué carteles y tenía un antiperonismo bastante adentrado
en función de mi procedencia de la Juventud Católica. En ese momento la Iglesia estaba enfrentada
casi en su totalidad con Perón, salvo algunas excepciones, como lo fue el Padre
Benitez confesor de Evita. Tal era el enfrentamiento de la Iglesia Católica con
Perón que recuerdo que el día que murió Eva Perón, en el galpón del fondo de la
Iglesia donde teníamos un billar y juegos diversos, por moción de los mayores festejamos brindando con sidra la
muerte de Eva . Durante esa campaña en dos actos de la UCR grupos del peronismo
nos agredieron y trompearon lindo, ya sea en el acto frente a la estación
Munro, como en el acto, que creo que fue el de cierre de campaña, que se
realizó en Plaza Italia, donde militantes del peronimo nos arrinconaron contra
el cerco del Jardín Zoológico y nos
dieron como se suele decir “sin asco”.
Mi búsqueda del
espacio deseado hizo que a los 17 años militara en el Partido Demócrata
Progresista, quizás por la influencia histórica de mi padre que fue Secretario
por la Juventud del Senador Dr. Lisandro
de la Torre.
En 1955
ingresé a la facultad de medicina, donde un compañero de estudio llamado Nestor
Cascelli me convenció para que descargara mi búsqueda política en la Liga
Argentina por los Derechos del Hombre, que había sido fundada en 1937, por figuras sociales y políticas, considerada como la primera institución argentina de
Derechos Humanos por sus objetivos y su funcionalidad.
En 1959
cuando el Presidente Frondizi puso en vigencia el Plan Conintes (Conmoción
Interna de Estado),, equivqlente a un estadi de sitio , situación que me llevó
a ver al peronismo desde otro ángulo. Esto me llevó a ubicarme en la vereda de
la Resistencia Peronista donde permanecí hasta mi desafiliación en el 2005
cuando Anibal Fernández dijo que “había que meterse la marchita en el culo”.
Desarrollé trabajo universitario partidario,
trabajo de base en el Barrio el Martillo cerca de la Iglesia donde ahora está
la Hermana Marta y en aquel entonces estaba el padre Antonio Puijagne, que si
bien en ese entonces no se había involucrado en la política, cumplía una función social, al punto de tener
un consultorio pediátrico gratuito que atendía el Dr. Serra, extendiéndose la
influencia del mismo desde el Martillo hasta el Barrio Las Heras.
Además fui corresponsal de la Revista Aquí y
Ahora de origen cordobés que dirigían los hermanos Perez Gaudio y viajaba muy
seguido a Bs. As. para reunirme con mi primo que era defensor de presos
políticos de importantes organizaciones
armadas, con quien colaboré junto a Ortega Peña, Abal Medina padre y muchos
más, para la organización del acto de lanzamiento del “Luche y vuelve” en la
cancha de Nueva Chicago, donde fueron oradores mi desaparecido (11 de mayo de
1976) primo Mario Hernandez,Rodolfo Ortega Peña, Firmenich, Norma Kennedy, el
Capitan Farmache y Héctor Cámpora, noche en la que este último aceptó el
lanzamiento de su candidatura a Presidente de la Nación propuesto por la
llamada Juventud Peronista y digo llamada porque la JP no tenía límite de
edades.
Evito dar
mas detalles de mis antecedentes que no son el propósito de estas líneas, pero
no quería hablar del 24 de marzo de 1976
sin dejar marcado de donde venía.
24 DE MARZO
DE 1976
Hoy se
cumplen 40 años de un golpe que comenzó a engendrarse mucho antes del año 1976.
La causa central fué la muerte de Perón en 1974 y la continuidad del manos en
manos de Isabel Martinez de Perón
altamente influenciada por José López Rega.
A partir de mediados de 1975 se profundizaron
las contradicciones y se agudizaron los enfrentamiento, que llegaron a su
máxima violencia en 1974 con el asesinato de Rucci reconocida su ejecución,
por parte de los Montoneros. En ese mismo año fue asesinado el cura Mujica. Todavía
hoy se sigue discutiendo quienes fueron
los responsable por haber entrado en ese entonces en conflicto con la llamada “tendencia”
tal como consta en una publicación de la Revista El Descamisado, al mismo
tiempo el asesinato de Rodolfo Ortega Peña cuya autoría fué reconocida por la
triple A como los asesinatos de Silvio Frondizi, Julio Troxler y una
cantidad importante que se producían casi día a día.
No se puede
dejar fuera de este contexto el cuestionamiento que ocho Diputados de la JP
fueron a hacerle a Perón antes de su
muerte y que implicaba un giro ideológico. El General respondió: “muchachos si
no están de acuerdo sáquense la camiseta”.
Vale la pena
destacar que quienes se veían envueltos en ese “clima de guerra” era no mucho
más de un 10% de la población, mientras el 90% lo veía desde afuera y no sufría
las consecuencias del mismo, salvo excepciones.
El golpe de Estado
desde meses antes de producirse era casi un hecho aceptado por la mayoría de la
sociedad, acelerado por el “Lopezreguismo”, el Rodrigazo y el clima de
violencia existente producido por el extremismno ideológico. No olvidemos que una
parte importante de la provincia de Tucumán
había sido tomada por el ERP /Ejercito Revolucionario del Pueblo) que había
establecido su capital en la ciudad de Concepción y pretendía extenderse para
pedir ante los organismos internacionales el reconocimiento de un nuevo país en
la zona.
No olvidemos
que el contexto internacional prácticamente se dividía entre comunismo y
anticomunismo. Esto llevó a que Gerald Ford con la ayuda de Kissinger desde
EEUU colaboraran indirecta y hay quienes dicen directamente con el golpe y el gobierno militar hasta enero
de 1977 cuando asumió Jimmy Carter como Presidente de los EEUU y que representó
un cambio de su país frente a los derechos humanos. También favorecieron el
golpe de estado los grupos ideológicos de extrema izquierda que planteaban la
consigna de: “cuanto peor mejor”.
Ya a partir
de mediados de febrero de 1976 se esperaba el llamado golpe por casi el total
de la ciudadanía, a tal punto que quien esto escribe y era docente de
Humanidades de la Universidad de Mar del Plata fue echado por el asumido Decano
Prieto el 10 de marzo , quien ya decía que era el Decano del proceso militar,
cosa que se verificó en los hechos.
Durante los
tres primeros meses de 1976 se vivieron un clima tenso y que de acuerdo a trabajos sociométricos realizados en aquel
momento, para un porcentaje próximo al 90% de la población, expresaba sentir alivio
por lo ocurrido el 24 de marzo. Esto se expresaba en la hoy tan olvidada
respuesta del “por algo será” que teníamos que soportar los que denunciábamos
socialmente la desaparición de familiares, amigos y compañeros de diversos
Partidos..
A partir de
1977 el gobierno militar contó con el apoyo del Secretario General del Comité General
del Partido Comunista Leonid Brezhnev por
dos razones, por un lado por las relaciones comerciales que había establecido Argentina
con Rusia y por otro lado por la política de Derechos Humanos que defendió el
Presidente de EEUU Jimmy Carter, al punto tal que se dice que la Secretaria de
Derechos Humanos de EEUU Patricia Derian que vino en 1977 a la Argentina y
enfrentó en sus charlas oficiales al régimen militar, llegó a ser amenazada de
muerte.
En 1978 y en
plena acción del gobierno militar se distrajo mucho a la población con el
Campeonato Mundial de Futbol, donde como pensábamos muchos para desgracia del
país Argentina ganó el campeonato y las calles de todo el país fueron ocupadas
por gente que festejó hasta altas horas de la noche el logro del equipo de
Menotti, mientras estábamos en uno de los momentos más pico de la represión.
Con el
transcurrir del tiempo hubo un porcentaje de ciudadanos que recién comenzaron a
ver la verdad de lo que estaba ocurrieno, pero como el gobierno militar iba
perdiendo fuerza el 1 de abril de 1972 el General Galtieri anuncia el
desembarco de tropas argentinas en Malvinas y los militares vuelven a llenar
las calles y las plazas del país en expresiones de alegría y triunfo, tal como
ocurrió con el Mundial de Futbol. El 14 de mayo cuando Argentina se rinde en
Malvinas ante las tropas inglesas comienza el fin del nefasto proceso que dejó
miles de muertos desaparecidos y que hoy se discute si fueron menos de 10.000 o
30.000, discusión absurda como sigue siendo la de la cantidad de muertos en el
holocausto de la segunda guerra mundial.
Hoy además
de recordar la memoria de los desaparecidos, es justo también recordar a aquel
grupo de valientes mujeres : Azucena Villaflor de Vicenti, Berta Braverman, Haydée García Buelas, María Adela Gard de Antokoletz, Julia Gard, María Mercedes Gard y Cándida Gard, Delicia González, Pepa García de Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcushin, Antonia Cisneros, Sra.
de Caimi, Ada "Cota" Feingenmüller de Senar, que el 30 de
abril de 1977 se movilizaron en Plaza de Mayo para reclamar por la desaparición
de sus hijos.
También hoy cabe
recordar que recuperada la democracia y bajo la presidencia de Raúl Alfonsín un
Tribunal tuvo la valentía de enjuiciar a
los militares cuando aún los mismos tenían poder real.
Con el tiempo transcurrido
ya no tiene sentido discutir por los indultos y otras yerbas, un problema
cierto pero multifacético y cargado de ideologismos, que termina resultando una
falta de respeto a la memoria de mi primo Mario, del Patito Scoccimaro, de
Estela Marazzato, de Roberto Carri, de Hugo Alais, de Morris Cañueto y de
muchos amigos y no amigos que se llevó
el cruel proceso militar.
Me doy vuelta y miro
para atrás solo para recordar las palabras finales del Fiscal Strassera “NUNCA
MÁS”