21 de diciembre de 2014

AYER SE CUMPLIERON TRES AÑOS DEL, ¿SUICIDIO MORBOSO U OTRA COSA?, DEL ECONOMISTA IVAN HEYN

Llama la atención que los años comienzan a pasar y el "capricho" de los historiadores ha enterrado el cadaver de Ivan Heynn el "economista callejero", tal como lo llamaba la Presidente por el cual demostraba una especial predilección.  Recordemos que la justicia del Uruguay no se hizo cargo de la investigación del hecho y  la argentina tampoco, al punto tal que a las 48 horas de su muerte la Presidente Fernández ya le estaba entregando en la Casa Rosada a la novia de Heyn las dos computadoras y el teléfono celular del muerto, elementos que los uruguayos se los sacaron de encima a menos de 48 horas de su muerte.

Recordemos también que dicen haber encontrado a Heyn en el placard de su habitación del Hotel de Montevideo colgado de una percha con una sábana atada al cuello, desnudo y con toda la apariencia de que se estaba masturbando en estas condiciones para gozar más. Tengamos presente que tenía 34 años, era medianamente atractiva su figura y cuesta mucho creer que hubiera elegido una percha tan alta del placard para ahorcarse con una sábana, cuando sabemos que en los hoteles de categoría y máxime siendo  integrante de la delegación de un país en una reunión del Mercosur, suelen andar muchachas muy bonitas a la pesca del sexo opuesto.

Tengamos presente que el 10 de diciembre de 2011, al asumir Cristina Fernández de Kirchner su segundo mandato, Heynn fue nombrado subsecretario de Comercio Exterior y Relaciones Internacionales del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, un cargo de nueva creación.
Heyn se consideraba a sí mismo un economista heterodoxo, ideológicamente peronista y kirchnerista. Fue integrante de dos centros de estudios vinculados con esa línea de pensamiento, la Asociación Económica para el Desarrollo Argentino (AEDA) y el Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino (CENDA).

Hay quienes dicen que  venía afrontando una crisis política adentro de La Cámpora, que lo tenía deprimido y devastado. Estaba en una depresión, se había separado de la novia, estaba desencantado con el rumbo que había tomado el modelo tras la muerte de Kirchner. Quería impulsar una discusión adentro del kirchnerismo porque sentía que el modelo podía desmoronarse. Empezaron a perseguirlo, a hacerle tribunales "neomontoneros", a medirle la pureza ideológica. El insistía con que había que debatir, en una agrupación con poca —o nula— apertura hacia las críticas. Empieza a desencantarse y finalmente muere, en extrañas circunstancias. 


A su velatorio concurrieron dirigentes de La Cámpora, faltando al mismo Máximo Kirchner y también Kicillof, También es importante recordar que al bajar del avión, su padre que vive en España expresó que iba a averiguar hasta las últimas consecuencias las razones de la muerte de su hijo. Alguien volvió a oir a su padre?

En fin, es raro que La Cámpora no lo recuerde más en el día de su muerte, al igual que su novia y su padre, pero creamos de que lo que se dijo oficialmente es verdad aunque quedan serias dudas

14 de diciembre de 2014

¿ZANINNI ES EL ARMADOR DEL 2015?

Hay una versión muy fuerte y de muy buena fuente de que Zaninni le habría ofrecido la candidatura a Vice Presidente al Gobernador Bonfatti en la fórmula que presidiría Randazzo. Será así?  El maoista siempre tuvo peso en este gobierno y en Santa Cruz. Realmente un fenómeno no tan facil de explicar, Salvo la explícita compra de Nestor y su Sra. de personajes muy allegados a la guerrilla , quizás con la intención de tapar la ausencia activa de ellos durante el Proceso Militar.

26 de noviembre de 2014

AL PADRE MOLINA DIRECTOR DEL SEDRONAR, INSTITUCION QUE INSOLITAMENTE TUVO UNA ACEFALÍA DE SIETE MESES, CUIDADO CON LEGALIZAR EL CONSUMO DE DROGA


Usted expresa que no hay que aislar y castigar al consumidor, sino que hay que combatir al proveedor. Vaya descubrimiento padre, aunque se presume que esta posición sería para legalizar el consumo tal como hizo Mugica en Uruguay, decisión que no comparto.
Yo me pregunto, si tengo un nene de dos años que cuando entra al comedor intenta meter los deditos en el enchufe que está a su altura, se cae de maduro que debo subir el enchufe para que no pueda llegar, pero como yo no soy electricista tengo que llamar a uno y esperar que venga. En el mientras tanto que hago?, en primer término reto al nene para enseñarle que eso no se hace y en segundo término cierro la puerta del comedor para que no entre, porque si no hago ninguna de las dos cosas en cualquier momento me encuentro con mi hijo electrocutado.
Sabemos que los adolescentes, tal como su palabra lo dice, por no tener definida su identidad tratan de imitarse entre ellos y de llamar la atención, sino salgamos a la calle y observemos como se visten casi iguales, ahora se cortan el pelo iguales y así guardan muchas similitudes. Seguramente con el consumo de marihuana ocurre en muchos casos lo mismo, al punto tal que la mayoría de los adolescentes nos preguntan a los hombres y mujeres viejos en forma asombrada: " Vos nunca te fumaste un porro?
Sabemos que la marihuana no mata, pero lentamente va dañando ciertos centros nerviosos, con el agravante de que cuando se está bajo el efecto de la misma podes hacer cualquier ca......., máxime si vas conduciendo un automovil, por la pérdida de reflejos en la cual te encontras y además sabemos que es la puerta de entrada para avanzar en el consumo de otras drogas mas nocivas para sí y para la sociedad, la realidad lo demuestra todos los días.
Entonces padre yo digo, que hay que perseguir y tratar de erradicar a los proveedores a nadie le cabe duda, pero que al niño de dos años no lo retemos o no le cerremos la puerta del comedor hasta que el electricista suba el enchufe para que no este a su alcance, puede generar que en cualquier momento nos encontremos con el nene electrocutado.
Sabemos que ya no somos país de tránsito de droga sino de elaboración y erradicar a los productores y  a los proveedores nos va a llevar mucho tiempo a partir del día que el Estado se digne a instrumentar la política necesaria para erradicarlos. Usted vió Padre Molina que el tema de la efedrina con sus consecuentes muertes pareciera que ha entrado en un status quo. Mientras tanto si no retamos al nene o no le cerramos la puerta del comedor para que no meta los deditos en el enchufe, seremos responsables de las consecuencias. Y no  hablo de llevar adelante una represión indiscriminada, sino de poner límites razonables que pongan freno al consumo para evitar la muerte.Hoy la existencia de los barra bravas y de las pandillas acompañadas de sus actos delictivos y su desprecio por la vida ya no son una casualidad, sino una causalidad.
Creo que como sacerdote cristiano me debe entender y si no pregunteselo a los verdaderos curas villeros, que todavía los hay y conocen bien el tema del uso de las villas de emergencia como lugar de guarida para operar los narcotraficantes.

NUESTRO PODER TIENE GENES CLEPTOMANOS PREVIOS AL 25 DE MAYO DE 1810. LO DEMUESTRA LA FORMA DE OPERAR DEL PUERTO DE BUENOS AIRES DESDE EL SIGLO XVII





Existen diversos trabajos sobre el contrabando en el Río de la Plata, en donde algunos autores tratan de explicar este fenómeno utilizando diferentes enfoques y atribuyendo de esta manera algunas causas posibles. Algunas de estas, la corrupción generalizada de los funcionarios, la venta de cargos públicos, las irregularidades de las comunicaciones, la ambigüedad y contradicciones de las leyes, la inoperancia de los monarcas, las situaciones desfavorables de la política exterior de la corona con respecto a otras potencias, el aumento de poder de las elites locales, etc. Todas estas posibles causas en forma singular son insuficientes para explicar este fenómeno, tan arraigado en el Río de la Plata.
Para poder llevar a cabo este análisis es conveniente aclarar algunos conceptos que son de suma importancia para comprender algunas situaciones, como es el caso de corrupción y contrabando. Las definiciones de estos conceptos serán tomadas de algunos autores que trabajaron en el tema.

También se tratará de exponer la situación del puerto de Buenos Aires, con respecto al comercio atlántico, y la importancia que la corona le otorgaba a este puerto, la legislación, y las reformas llevadas a cabo para limitar el tráfico ilegal. Se hará una exposicion sobre el comercio legal, (flotas y galeones, navíos de registro, de permiso, etc.) la participación en el comercio de funcionarios de la metrópoli, elites locales, y su relación creando vínculos de intereses muy estrechos que permitieron la práctica del comercio ilegal.

CONCEPTUALIZACIÓN DE "CORRUPCIÓN" Y "CONTRABANDO"
Para poder llevar a cabo el análisis de este tema es necesario definir algunos conceptos que es adecuado hacerlo  para abordarlo, definiendo el concepto de "corrupción", tan ligado al "contrabando".
"...en el caso del Río de la Plata en el siglo XVII la corrupción - en tanto fenómeno masivo - consistió fundamentalmente en la infracción regular de un repertorio fijo de normas que limitaban la integración de los representantes de la corona en la oligarquía local, es decir, en la participación de actividades económicas. El hecho de que una de esas actividades estuviera prohibida, el contrabando oscurece lo esencial del fenómeno. La confusión aumenta con la utilización del término corrupción, cargado de anacrónicas connotaciones delictivas." (Moutoukias).
La corrupción se puede entender no como una aberración del sistema, como un conjunto de excesos, sino como uno de los medios privilegiados del sistema para permitir esta búsqueda de equilibrio entre intereses a veces contradictorios, y salvando a su vez la autoridad del monarca, la corrupción era una verdadera válvula de escape a las contradicciones del sistema, e incluso algunos autores consideran que este solo funcionaba gracias a ella. (Gelman).
Lo que se trata de explicar es que estos funcionarios entendían que no eran desleales al rey solamente a algunas leyes, porque tal vez eran contradictorias o ambiguas.
"... entre la burocracia hispanoamericana se observan predominantemente cuatro tipos de corrupción: comercio ilícito, cohechos y sobornos, favoritismo y clientelismo y finalmente venta de oficios y servicios burocráticos al público (Pietshmann ).
En este trabajo se analizará el primero de estos tipos de corrupción, que es el comercio ilícito o contrabando, en donde participan diferentes agentes que se relacionan en forma muy estrecha, creando lazos que perduran a pesar de los cambios que se implementan por parte de la corona para tratar de desestabilizar este ilícito y poder controlar o disminuir el poder que alcanzan estos grupos dentro del sistema comercial, político y económico. Estas transgresiones a las normas y leyes no se ciño solamente a la burocracia sino que se extendió al público en general, que requirió los servicio de la burocracia. En una palabra es lo que definió en su momento Carlos Nino como "anomia boba"
Algunos autores muestran esta práctica de comercio ilícito como consecuencia de la incapacidad de la industria española para abastecer debidamente  los mercados americanos en creciente demanda, como consecuencia del aumento de la población y de la riqueza y por último la fuerte presión ejercida por potencias europeas en ciertos puertos americanos (Sanchez Barba)
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL PUERTO DE BUENOS AIRES Y SU RELACION CON EL COMERCIO ILÍCITO.
Un punto estratégico para llevar a cabo el comercio ilegal era el puerto de Buenos Aires, sobre este tema, Carlos Segreti, realiza un análisis sobre la importancia del puerto para las ciudades del interior, Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán, Jujuy y Salta, abasteciéndolas de mercancías de importancias para sus habitantes, que no son muchos, por lo tanto no eran grandes centros de consumos, pero sí se abastecían de productos que no tenían acceso local, además podían colocar sus excedentes para su comercialización, de esta manera el comercio se impone como medio indispensable para acceder a los mismos, esto posibilitó el establecimiento de vínculos entre los distintos centros urbanos, además si estos centros hubiesen tenido que abastecerse de Lima es casi seguro que no hubieran logrado afirmarse, ya que las necesidades las habrían pagado a un alto precio, es indudable que en el siglo XVII la rivalidad entre Lima y Buenos Aires se acentúa.
La legislación impuesta al puerto de Buenos Aires con la Real Cédula del 20 de agosto de 1602, que le permite por seis años a exportar sus productos (harina, cecina y cebo) en navíos propios al Brasil, Guinea e Islas circunvecinas de vasallos del rey, como Buenos Aires no cuenta con variedad de productos deberá acudir al interior, Tucuman y Córdoba (Segreti). Lo producido de sus ventas podrá ser introducida en ropa, lienzos, hierro, zapatos, etc., pero solo deberán consumirse en el Río de la Plata. Estas limitaciones no se cumplirán, los navíos no son todos propios, y a este tipo de ilícitos se le agrega la introducción de esclavos con destino al interior, más precisamente al Alto Perú, los intereses limeños se ven afectados e intentarán por todos los medios que la corona ponga fin a Buenos Aires como puerto, Felipe III dictó las reales cédulas del 8 de Setiembre de 1618, en que limitan la exportación a dos buques por año y no más de 100 toneladas, esto no se cumple y a raíz de esto se establecen en Córdoba una aduana para evitar que la mercancía siga el recorrido al interior, esta aduana fracasará, ya que rápidamente el contrabando traza nuevos caminos, no solo ingresa las mercaderías por todo el interior y al Alto Perú, sino que el Metálico de esta zona pasará a manos extranjeras por este mismo canal.
Esta situación la corona no la desconocía, pero como explica Zacarías Moutoukias , la corona reconocía la necesidad de mantener allí un centro poblado, es por eso que entre 1602 y 1622 hizo merced a los vecinos de Buenos Aires  una serie de autorizaciones para comerciar.
Recordemos que Buenos Aires estaba excluida de las rutas marítimas regulares y que el objetivo básico para la corona era mantener el monopolio comercial de Lima y Sevilla, y que esto se llevaba a cabo bajo el régimen de Flotas y galeones. 
Los conflictos de España con las potencias Europeas (Francia e Inglaterra), hacían que las comunicaciones con las Indias, sean irregulares, el control deficiente y las necesidades de los habitantes en crecimiento, hizo que fuera posible el ingreso de buques extranjeros cargados de mercaderías a los puertos americanos y sobre todo al puerto de Buenos Aires, en donde las comunicaciones con el Alto Perú facilitaban las salidas de los minerales tan preciados por estos buques comerciantes, la decadencia del régimen de flotas producida por la Guerra de Sucesión española, el sistema de flotas y galeones casi desaparece durante los cinco primeros años de este conflicto, no habrá prácticamente regularidad alguna, en el movimiento de la llamada Carrera de Indias desde 1706 a 1712, solo cuatro flotas se destinan a Nueva España y una al istmo, todas ellas custodiada por naves de guerra con pabellón francés.
El proyecto para "flotas y galeones" del cinco de abril de 1720 intenta estabilizar el tráfico escoltados por un convoy pero fueron deficientes (Beato), recordemos que en cuarenta años sólo salen cinco armadas (1685, 1690, 1696, 1726) (Assaudurian). Este vacío es ocupado por el comercio ilegal en el que participan franceses, ingleses y holandeses.
Otra forma de ingreso era los navíos de registro, Zacarias Moutoukias  los define de la siguiente forma:
a) "...Los navíos de registro formaban parte del sistema de navíos sueltos, es decir embarcaciones que navegaban a diferentes puertos de las Indias fuera del régimen de Flotas y Galeones, por lo cual debían obtener la autorización expresa de la Corona, las llamadas licencias.
b) El otorgamiento de dichas licencias, al menos las destinadas al Río de la Plata, daban lugar a un contrato (asiento) entre la Corona y un particular. Por el mismo, éste obtenía de aquélla la autorización de viajar contra el pago de una suma de dinero – calculada según el tonelaje – y la prestación de un servicio, es decir, los traslados de autoridades y soldados, envíos de armas y pertrechos. Las licencias eran públicamente ofrecidas en Sevilla al mejor postor, aunque en algunos casos hubo armadores que las gestionaron espontáneamente en la corte por medio de un apoderado.
c) Asociado al cumplimiento de un servicio, él envió de navíos de registro fue siempre una prerrogativa que la corona se empeño en conservar ante quienes solicitaban su anulación(consulado de Lima y a veces, el de Sevilla) o su implantación permanente a (vecinos y autoridades de Buenos Aires), vale decir que era la Corona quien decidía sobre la frecuencia de los viajes.
d) El comercio que realizaban no escapaba a las características generales del trafico atlántico por el Río de la Plata, particularmente en lo relativo al papel de la plata como principal mercancía exportada. Esto, a pesar de las disposiciones – constantemente transgredidas – que limitaban los retornos de metales preciosos. Asimismo menciona las relaciones entre navíos de registro y contrabandistas holandeses.
e) A partir de la década de 1670 se generalizó – al igual que en otros sectores de la administración – la práctica de comprar la absolución de los fraudes cometidos antes que fuesen descubiertos, pagando un indulto...".
En cierta forma los navíos de registro garantizaban el funcionamiento del aparato administrativo y militar local.
En el siglo XVIII los Borbones en el poder de la Corona Española, inician una serie de reformas administrativas que alcanzarán su mayor punto con Carlos III a mediados del siglo. Estos cambios producirán ciertas tensiones en América, en general, por el intento de suplantar a todos los funcionarios de los cargos públicos, e introducir a peninsulares fieles a la corona; este nuevo sistema desconocía la necesidad de lograr un consenso político con los súbditos, y destruía la flexibilidad del sistema anterior, que se había mostrado capas durante dos siglos de absorber tensiones y resolver conflictos. Jorge Gelman cita a Jhon Ledel y Phelan, quien señala que las reformas borbónicas desconocían de esta manera la "constitución" no escrita que había regido por mucho tiempo  la vida en las colonias, y por lo tanto no preveía las resistencias que generaron. Estas resistencias tenían que ver por un lado con la larga tradición de negociaciones y elementos estructurales de la economía y la sociedad colonial que la legislación difícilmente podía cambiar. Estas reformas benefician al comercio intercolonial con España, ya que en octubre de 1765, el Real Decreto beneficia el libre comercio a las islas de Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico, Margarita y Trinidad.
En España el beneficio se extiende en Valencia y Murcia los puerto de Alicante y Cartagena; en Granada el de Málaga, en Cataluña y Aragón el de Barcelona, en Castilla el de Santander, en Galicia el de la Coruña, en Asturia el de Guijón; se sustituyen todos los impuestos y se aplica solamente uno que es del 6% ad valorem para las mercaderías españolas, y el 7% para las extranjeras, las zonas habilitadas se van ampliando, en 1778 se beneficia al puerto de Buenos Aires, haciéndose muy difícil la distinción entre el comercio legal e ilegal. A fines del siglo XVIII, luego de la independencia de los Estados Unidos y luego la Revolución Francesa donde se ve involucrada España en guerras internacionales y que se extenderán hasta 1815 en donde dentro de este período le declarará la guerra a Gran Bretaña y que en la batalla de Trafalgar en octubre de 1805 perderá toda la flota de guerra dejando a las colonias sin protección , en este período España se verá obligada a legislar para efectuar concesiones con extranjeros para mantener una comunicación con sus colonias que pronto se verá agravada con la invasión de Napoleon Bonaparte a la península. Debilitado el control y abastecimiento de las colonias, el puerto de Buenos Aires se ve beneficiado pudiendo comerciar libremente (Segreti).
ANALISIS SOBRE LAS PRÁCTICAS DEL "CONTRABANDO"
Esta situación lleva a que se analicen las vinculaciones de los funcionarios y un grupo de comerciantes locales que posibilitan este comercio ilícito. Algunos autores tratan de explicar el fenómeno de la corrupción de la administración, a los bajos sueldos percibidos y a la demora del pago de los mismos, a la falta de una carrera administrativa, la venta de los cargos públicos; Host Pietschmann  señala que, cuando a mediados del siglo XVII la corrupción de los funcionarios se había generalizado y cuando intentos anteriores de reprimirla habían fracasado, en gran medida la corona empezó a participar en los negocios, mediante el beneficio de empleos de justicia y gobierno.
Existe una legislación abundante que reglamenta la organización interior de este aparato administrativo, que dio normas para la ejecución del poder conferido a los funcionarios que lo componían, y sobre todo, intentó precaver de los abusos de los funcionarios. A ellos se les asignó, al menos cuando obtuvieron poderes gubernativos y jurisdiccionales, un sueldo fijo y se les prohibirá cualquier actividad que proporcionara ingresos adicionales. Otras leyes procuran el aislamiento social de estos burócratas del medio ambiente en el cual debían ejercer sus oficios, prohibiendo matrimonios con mujeres nativas de su distrito y la adquisición de bienes inmuebles dentro del ámbito de su jurisdicción etc. El ideal que persigue esta legislación es claramente la búsqueda del funcionario imparcial, incorrupto, que se dedica por completo al logro del bien de la corona y del público.
Otra situación que se da es la de los habitantes de Buenos Aires que poseían el capital necesario para comprar los cargos, entraban a formar parte de la administración, concentrando de esta manera el poder político y el socioeconómico, formándose de esta manera una elite con importantes poderes, Gelman la define "... como los sectores que concentran en un grado más alto el poder, la riqueza y los honores en las ciudades hispanoamericanas, no tienen por ello mismo un solo rasgo que las caracterice, sino que reunen un vasto conglomerado de actividades y atributos. La riqueza (y por ello el comercio una de las pocas actividades que daba acceso a la misma en la colonia) era una condición sine qua non para poder acceder a la elite, pero esta se consolida con el poder y el honor y a su vez con la diversificación económica, que permitía conservar, algo mas tranquilamente, la riqueza obtenida generalmente a través de la riesgosa actividad comercial."
Otro grupo importante en el comercio marítimo es el de los militares, Moutoukias enumera algunos casos en donde aparecen involucrados frecuentemente oficiales, asi como algunos soldados, este grupo se encontraba de forma inmejorable para participar en la vida mercantil de la ciudad. A continuación se epone un ejemplo citado por Moutoukias, que sirve para graficar la situación en que se veían implicados algunos militares; "En ocasiones una tienda y una propiedad rural servían de base a las actividades de un grupo de soldados y oficiales asociados a comerciantes. Ese fue el caso de Juan Bautista Fernández y Joseph Antonio Ximenez, ambos soldados del fuerte, propietarios de una tienda donde se encontraron en 1678 mercancías extraídas del navío perteneciente al holandés Yansen. Actuaban ligados a un capitán del presidio, francisco Izquierdo, quien a su vez lo estaba con dos comerciantes, Juan de Albizuri y Antonio Guerrero, español llegado en los navíos de registro de Vergara el primero, portugués residente en Buenos Aires el segundo. El capitán y el mercader español visitaron la nave de Yansen y posteriormente desembarcaron una importante cantidad de mercancías en la finca de otro oficial, el capitán Pedro Gutierrez. Con una parte de aquellas, Albizuri viajó – huyendo- hacia el Tucumán. Previamente había entregado un poder a Guerrero para cobrar las restantes, entre las cuales se encontraban las mercancías secuestradas a los soldados Fernández y Ximenez".
A todas estas irregularidades la Corona trata de controlar a través de la legislación, pero no logra su objetivo.
Todas estas medidas eran contradictorias, por un lado se trataba de erradicar el contrabando legislando sobre el comercio y por otro otorgaba beneficios para comerciar y aceptando el pago de indultos por delitos a cometer. Son abundantes los documentos con los que se cuentan en donde los propietarios de las cargas efectúan este pago antes de ser corroborado el ilícito, en algunos casos, los indultos superaban el valor de las cargas, como por ejemplo el del capitán Miluti, en 1671 aceptó pagar 35.000 pesos entre licencia e indulto para transportar una carga de 33.400 pesos, en Buenos Aires; los fraudes estaban tan generalizados y profundamente arraigados en la navegación autorizada hacia el Río de la Plata, que los registros confeccionados por los capitanes, apenas reflejan una sombra del comercio real, por ejemplo entre 1650 y 1700 el valor declarado de los tesoros transportados a España, ascendió a 189.049 pesos, de los cuales 126.000 pesos correspondían a particulares, mientras que en un solo comiso efectuado en 1661 al capitán Manuel Tellería, se secuestraron 113.500 pesos en metales preciosos, y durante el período de 1661/99, únicamente en concepto de indulto se pagaron 217.000 pesos(Moutoukias).
Este gran comercio que se lleva a cabo en el Río de la Plata, benefició a la corona, porque permitió instalar un dispositivo militar, enviar tropas a Chile, mantener las comunicaciones regulares y una administración que sostenía la soberanía de la corona en el territorio (cuyos funcionarios por su interés en los honores y el poder que la corona le otorgaba, se beneficiarían también de la participación en el comercio). Las reformas efectuadas rompieron con el equilibrio establecido y generaron resistencias y rechazo hacia el poder de la metropoli.
HACIA UNA NUEVA VISIÓN DEL PROBLEMA
Muchas veces hemos escuchado decir o hemos leído sobre el contrabando y la corrupción en el Río de la Plata, muchos trabajos se han realizado sobre este tema y se establecen diferentes hipótesis sobre la raíz de estas situaciones, la historia tradicional describe esta práctica como un hecho estático, limitado a un sector de la sociedad y por lo tanto es fácil de diferenciar.
Para poder llevar a cabo este análisis desde otros enfoques fuerón seleccionados Jorge Gelman y Zacarias Moutoukias, el primero desde su trabajo "La lucha por el control del Estado: Administración y Elites coloniales en Hispanoamérica" en donde analiza las transformaciones en las estructuras del poder y la incidencia de las reformas políticas , económicas puesta en marcha por los Borbones en la segunda mitad del siglo XVIII y cómo fue la relación entre los funcionarios y las elites locales, análisis contrario a lo que plantea la vieja historiografía americanista que consideraba al estado implantado por la corona, fuertemente centralizado y que excluía a las elites locales de la participación a los factores de poder y que la participación de estos se limitaba a las prácticas ilegales del comercio para poder acceder de alguna manera a un reconocimiento social, estos planteos quedaron relegados a raíz de estos nuevos enfoques que nos muestran una participación activa y una fuerte vinculación entre los agentes de la corona y la elite local, sobre esta situación es interesante el análisis que realiza Moutoukias en donde nos muestra la movilidad de estos grupos y su participación en las magistraturas de comerciantes, militares, capaces de absorber la lealtad de altos funcionarios.
Estos puntos de vistas enriquecidos por el análisis de Pietschmann sobre la conceptualización de la "corrupción" y el "contrabando" hacen posible que se pueda pensar de otra manera la situación.
Parece muy adecuado el análisis de Moutoukias, sobre el tema;... "en realidad es artificial intentar distinguir entre comercio ilegal y legal, por su mecanismo, sus circuitos , los hombres que los efectuaban y las mercancías que se traficaban, el comercio clandestino y el autorizado, formaban parte de un mismo fenómeno". 
Estas redes de vínculos que se fueron creando abarcaron a diferentes sectores de la sociedad, mencionados anteriormente, estos fueron fortaleciendo su poder político y social, alentados por la influencia de las potencias extranjeras, obteniendo mayor amplitud en las decisiones comerciales, a esto se le agrego luego a principios del siglo XIX la necesidad de defender los territorios de invasiones extranjeras, utilizando sus propios recursos, esto dejo de manifiesto que se podían abastecer y defender sin la participación de la metrópoli, estos acontecimientos serían los primeros pasos hacia la independencia.
Uno se pregunta, ¿hubiesen las colonias Hispanoaméricanas haber mantenido tanto tiempo la soberanía de la corona sin el abastecimiento del comercio ilícito?.



BIBLIOGRAFIA
** Gelman Jorge
"Historia General de América Latina"
Volumen IV Capitulo 10: La lucha por el control del estado administración y elites coloniales. Pp. 6
** Moutoukias, Zacarias
1988 "Burocracia, Contrabando y Autotransformación de las elites. Buenos Aires en el siglo XVII".
Anuario del IEHS III Tandil. Pp. 216, 217, 219, 223, 227, 236.
** Host Pietschman
Sf. "Burocracia y Corrupción en Hispanoamerica colonial. Una aproximación tentativa" pp. 21, 23.
**Assaudourian Sampat Carlos
"El sistema de la economía colonial- el mercado interior, regiones y espacio económico"
Editorial Nueva Imagen. Buenos Aires /sf.
** Haring C.H.
"El imperio Hispánico en América"
Edición Peuser Buenos Aires. Pp. 105
** Segreti Carlos
"Temas de historia colonial (comercio e interferencia extranjera)"
Academia Nacional de la Historia Buenos Aires 1987. Pp. 61, 105.
**Sanchez Barba Mario
"Historia Universal de América II"
Capitulo V La sociedad Colonial Hispánica en el siglo XVIII.
Editorial Guadarrama, Madrid 1961. Pp. 182
** Carlos Assaudurian- G. Beato- C. Chiaramonte, Historia Argentina, De la Conquista a la Independencia, volúmen II Paidos Buenos Aires 4° reimpresión 1996.





25 de noviembre de 2014

El Partido Comunista Argentino y el golpe militar de 1976: las raíces históricas de la convergencia cívico-militar que amenaza con repetirse en otro contexto




Desde comienzos de 1975 y hasta fines de 1982 el Partido Comunista Argentino (PC) fue
impulsor de la consigna de gobierno cívico militar o gobierno de amplia coalición
democrática, como el medio más idóneo para desbaratar las pretensiones de poder
promovidas –en su visión- por los sectores nacionalistas de tendencia “pinochetista” y
“gorila”, en contraste con los objetivos de los sectores “democráticos” o “legalistas” con los
que se esperaba poder acordar algún tipo de salida intermedia al gobierno de Isabel Perón
hasta la finalización de su mandato. Esta propuesta de gobierno de coalición continuó
siendo sostenida durante la dictadura militar. El argumento consistía en aprovechar las
divisiones al interior de las Fuerzas Armadas favoreciendo a aquellos sectores que
expresaran voluntad de normalizar la vida política; en opinión del PC, Videla encarnaba la
cabeza de aquella fracción.

En la práctica, la política de presión hacia los sectores “blandos” como forma de arrancar
acuerdos que tendieran a la “democratización” del país, los llevó a mantener un
comportamiento pendular entre la denuncia y la adaptación y condescendencia con el
régimen. Si la búsqueda por rescatar elementos “positivos” del régimen los involucró en el
conglomerado de fuerzas políticas que legitimaban cotidianamente la marcha del
autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, la represión aplicada sobre sus
militantes los obligó a desplazarse hacia posiciones de denuncia.

El estudio del Partido Comunista bajo la dictadura militar reviste, de este modo, especial
interés, en la medida que permite iluminar un conjunto de contradicciones útiles para
comprender tanto las prácticas políticas de colaboración civil con el régimen militar (con
sus diferentes grados), como las de denuncia, especialmente en relación a las violaciones de
los derechos humanos y a la de sus propios desaparecidos a través del trabajo de la Liga
Argentina por los Derechos del Hombre (LADH) y la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos (APDH). ¿A qué lógica política respondía tal caracterización?

En el camino de encontrar explicaciones para la política de contemporización planteada por
el PC, algunos autores ensayaron interesantes hipótesis al respecto vinculándola a los
intereses económicos de Moscú, importante socio comercial de la Argentina en el sensible
contexto del bloqueo estadounidense al comercio cerealero del mundo occidental con la
URSS a raíz de su intervención en Afganistán. Estos estudios sin embargo, interesados
fundamentalmente en poner de relieve el peso que el PCUS tenía sobre el PC local, no
logran explicar acabadamente las circunstancias que llevaron, a este último, a levantar la
consigna de alianza cívico militar, en la medida que soslayan los elementos internos que
pudieron haber influido en la definición asumida; como dice el historiador Daniel
Campione, “en la línea de interpretar al PC solo como una suerte de guetto de partidarios de
la URSS, se le niega toda autonomía de decisión a la dirección local frente a la conducción
soviética, lo que termina a la larga siendo exculpatorio de la misma.

En una dirección similar, el periodista y ex militante del PC Isidoro Gilbert, señala,
refiriéndose a la actividad de la Federación Juvenil Comunista (la organización juvenil del Partido Comunista) en esos
años, que: “podría pensarse que Moscú hizo lo suyo para que la central internacional
juvenil callara. Pero el factor fundamental de ese silencio ha sido la FJC o el PCA. Lo
mismo ocurrió con la Unión Internacional de Estudiantes (UIE), no hubo condenas a la
dictadura.

Con todo, si estos acuerdos comerciales podrían ayudar a entender la persistencia en el
tiempo de la propuesta de gobierno cívico militar bajo la dictadura, en cambio, no permiten
explicar la emergencia de dicha consigna a comienzos de 1975; hacia 1976 el comercio
entre ambos países desciende considerablemente y no será sino hasta 1978 cuando los
acuerdos bilaterales cobren un nuevo auge.

De este modo es necesario desarrollar dos elementos: por un lado interesa reponer los antecedentes históricos y políticos de la política de “gobierno cívico militar” cuya base se encontraba en la concepción del Frente Democrático Nacional. Sin la presencia de este enfoque doctrinario resulta imposible comprender la predisposición a la creación de expectativas sobre las tendencias en disputa en las Fuerzas Armadas y a convertir en línea política, los datos proporcionados por la inteligencia del partido.

 Por otro, examinar las lecturas realizadas en la coyuntura previa al golpe militar de 1976 con el propósito de contribuir al esclarecimiento sobre el origen de la decisión de apoyar a la
fracción Videlista; como bien señala Gilbert, “una de las incógnitas aún no develadas se
refiere, precisamente, a las causas que llevaron al Partido Comunista a confundirse con un
de los golpes de Estado más reaccionarios que se hayan vivido en la Argentina.

 Esta posición motivó que se especulara con que el PCA siguió a pié juntillas órdenes del PCUS,
debido al interés soviético en mantener el flujo comercial con la Argentina.
Si analizamos la  estrategia política del Frente Democrático Nacional teniendo en cuenta las tareas que planteaba en el terreno militar:
1) La convergencia cívico militar era un elemento constitutivo del programa del PC

2) A medida que las Fuerzas Armadas se iban aglutinando detrás de la Doctrina de
Seguridad Nacional y el anticomunismo, el PC profundizaba su trabajo político
entre los militares, ya sea en función de las lecturas en clave de enfrentamiento
entre “democracia avanzada” versus “fascismo”, como en clave del combate entre el
bloque soviético y el bloque capitalista de hegemonía norteamericana, intentando
contrarrestar la influencia política de la segunda

3) En la coyuntura abierta en 1975, el PC interpretó que la negativa a cogobernar por
parte de los militares del “profesionalismo prescindente” (entre ellos Videla) era un
signo de “antigolpismo”.

Además de algunos documentos oficiales, especialmente las opiniones vertidas en el
periódico partidario Nuestra Palabra, fueron examinados folletos inéditos  producidos por la Unión de Oficiales Democráticos Argentinos Lautaro (en adelante Lautaro), una corriente comunista al interior de las Fuerzas Armadas, produciendo la práctica del llamado entrismo al peronismo, tal como ocurre hoy con Sabatella, Diana Conti, Carlos Heller, Daniel Filmus, etc, etc. Es importante recordar que este fenómeno parece calcado al que ya existía en Venezuela en el 2005, en función de haber sido constatado durante la permanencia  de 45 días en dicho país contratado por el PNUD. Casi puede decirse que uno de cada tres integrantes del Ministerio Público pertenecían al PC.

En la medida que el PCA se consideraba un partido conspirativo es que históricamente
había dado importancia al “problema militar”, tanto en referencia a la autodefensa
(seguridad, inteligencia interna y en otras organizaciones) como en relación al desarrollo de
su política en las Fuerzas Armadas.

Por otro lado y como actividades regulares y extendidas al conjunto del partido, se abordaba a los conscriptos: se aprovechaba a los militantes que debían realizar el servicio militar obligatorio para que desde su posición privilegiada introdujeran materiales, detectaran simpatizantes y cooptaran afiliados. Además desde los Frentes de Masas de cada regional partidaria, se designaban militantes para realizar recorridas a los cuarteles y para concertar reuniones con altos mandos cuyos objetivos eran de carácter estratégico.

Pero tal es la importancia que se daba a este sector, que existía una corriente de militares de
carrera cuya principal tarea consistía en agrupar a los sectores democráticos en las Fuerzas
Armadas y ganarlos al programa de Frente Democrático Nacional. La fundación de
Lautaro, en 1962, respondía a este propósito. ¿Cuál era el peso de esta corriente? Todo
indica que se trataba de un sector minoritario. Sin embargo, la comprobación de su
existencia y el examen de sus lecturas acerca de la evolución política durante los años
setenta, resulta clave para comprender porqué frente a la coyuntura planteada en 1975, el
PC creyó viable el planteo de gobierno cívico militar. Junto a este análisis, queda pendiente
el examen de otros factores tanto estructurales como coyunturales que pudieron haber
influido en el sensible contexto que antecedió al golpe y aun después.

Las alianzas con sectores militares y la predisposición a transformar las tensiones internas
en las FFAA en línea de acción, no pueden separarse de la estrategia política del PC de
Frente Democrático Nacional, “antioligárquico, antiimperialista y pro paz, de todas las
fuerzas progresistas y patrióticas”. Esta definición, asumida desde 1935 con la
incorporación de los postulados de Dimitrov en cuanto al Frente Popular Antifascista y la
concepción "etapista" de la revolución social, es decir, la idea según la cual en los países
oprimidos era posible separar la etapa de la revolución democrática de la revolución
socialista, es la base para comprender los sucesivos posicionamientos políticos del PC
desde entonces y su obsesiva lectura de la realidad en términos de disputa entre sectores
“democráticos” y “fascistas” de lo cual, a su vez, deriva su posición frente al Estado
capitalista.

Desde 1935, entonces, el PC sostenía que en los países atrasados o “semifeudales”, la tarea
de los comunistas consistía en impulsar la etapa de la revolución democrática: desarrollar el
capitalismo, introducir la reforma agraria, fortalecer la burguesía nacional y, por lo tanto, el
crecimiento del proletariado. En este punto de vista (íntimamente ligado con el proceso de
consolidación del stalinismo en Rusia y el retroceso de los movimientos revolucionarios a
nivel mundial), se negaba la posibilidad de realización del socialismo en aquellos lugares
del mundo donde las fuerzas productivas no estuviesen suficientemente desarrolladas por la
burguesía. De este modo, el Partido Comunista en los países atrasados se convertía en el
defensor más denodado del desarrollo capitalista. Es el caso del fracaso del Che Guevara en Bolivia

No se trataba, en la presente etapa de su desarrollo, de combatir al capitalismo en general, sino al imperialismo y la oligarquía terrateniente y financiera (…) Que por tal motivo no estábamos frente a la perspectiva inmediata de una revolución socialista, sino ante las tareas de una revolución democrática, agraria (es decir, antilatifundista) y antiimperialista. Que de ello se desprendía la necesidad de la más amplia política de alianzas de la clase obrera y el campesinado, como eje de la
masiva unidad popular, capaz de vencer la resistencia de los cenáculos reaccionarios y el complot foráneo y de instaurar una verdadera democracia, que despejara el camino a las transformaciones socialistas.

La concepción de revolución democrática convertida en objetivo estratégico será
complementada con la política de frente popular ó alianza con sectores de la burguesía
“progresista” que, por esta vía, es transformada en el sujeto directivo de la revolución junto
a una clase obrera, escasamente desarrollada y a la espera de su turno en la historia.
El partido se plantea la lucha por el poder. O este queda en manos de la oligarquía terrateniente, el gran capital intermediario y los monopolios extranjeros… o pasa a manos de la clase obrera, de las masas campesinas, de la intelectualidad, de la pequeña burguesía y los sectores progresistas
de la burguesía nacional y entonces podrán realizarse cambios de fondo en la estructura económica y en la superestructura política del país en un sentido democrático y progresista. Fijémosno que no es casualidad que una gran cantidad de los jóvenes que integran son egresados del Nacional Buenos Aires y en su mayoría provenientes de familias de buena posición económica, esto es a los que yo les llamo burgueses vergonzantes.

Por eso, el actual programa del partido es la revolución democrática agraria y antimperialista, con vistas al socialismo. Cuando la clase obrera y el pueblo argentino haya alcanzado la victoria en la realización de estos objetivos, pasarán a la etapa de la Revolución socialista y entonces el actual programa será sustituido por otro, por ende con el cambio cultural que esto implica

Derivación de esta concepción acerca de la revolución, es la idea de que las Fuerzas
Armadas podían desempeñar un rol progresista si eran incorporadas a la alianza o coalición
de fuerzas democráticas, sustituyendo incluso a la burguesía nacional cuando esta se
mostrase incapaz de desarrollar las tareas de la revolución democrática. Con ocasión de la
5° Conferencia Nacional del Partido Comunista, en 1946 Rodolfo Ghioldi, ponía de relieve el
vínculo entre desarrollo de las fuerzas productivas y las fuerzas armadas.

La capacidad de las fuerzas armadas está en función… del grado de desarrollo de las fuerzas de producción y del grado de independencia de tales fuerzas productivas; (…) No es posible una impecable organización de la defensa nacional con la rémora del latifundio ni con la asfixia
industrial; (…) aquella demanda un rápido desenvolvimiento industrial capaz de satisfacer las necesidades de las fuerzas armadas.

Es en razón de esta valoración, que los comunistas insistían en construir una herramienta para
desarrollarse en ellas. La decisión de conformar una corriente militar comunista en las
Fuerzas Armadas, puede rastrearse muy tempranamente; siguiendo el ejemplo de Rusia y la
participación del Ejército en las filas revolucionarias, primaba la idea de intervenir entre los
suboficiales con el objetivo de desarrollar planteos clasistas que, en determinado momento,
sirviesen para volcar a estos sectores a favor del pueblo. Con esta perspectiva, desde 1922
“editaron mensualmente El Lampazo, dirigido a soldados y marinos y años más tarde,
periódicos de región, zona, cuartel, barco, etc.

Sin embargo, desde mediados de la década del treinta, la adopción de la línea de frente
popular comienza a modificar los lineamientos que guiaban el trabajo entre las Fuerzas
Armadas; si la razón de ser de la labor política de los comunistas había sido diseminar
elementos que avivaran la crisis en las fuerzas castrenses, desde entonces, se buscará el
resultado contrario: el fortalecimiento de la institución militar como actor democrático y el
aislamiento de los elementos “fascistas”, ultramontanos presentes en las Fuerzas Armadas.
Desde entonces, y de acuerdo con la lectura dicotómica `Democracia-progreso Vs.
Fascismo–atraso´, el PC tenderá a apoyar a los sectores liberales de las fuerzas armadas,
sospechando en cambio de las fracciones nacionalistas que, según su punto de vista, eran
más sensibles a los planteos fascistas. En consecuencia, la corriente militar del PC dejará de actuar como un factor de disrrupción del orden en el seno de la institución militar, para pasar, de hecho, a funcionar como una corriente organizada en función de la política de Frente Democrático Nacional. Como ocurría con otros aspectos de la realidad, según el PC, el problema radicaba en la falta de
democracia en las fuerzas armadas y su tarea era desarrollarla. Así, aquellas, serán
visualizadas como un terreno de disputa en la cual ellos mismos intervienen como
expresión de una minoría.

Si bien el imaginario que entrelazaba los intereses del pueblo con los sectores militares no
era privativo del comunismo, el peronismo y la llamada “izquierda nacional” habían
reflexionado en una dirección similar, el golpe de 1955, el fracaso de los levantamientos
militares en 1956, la aplicación del CONINTES y la militarización de la represión desde
fines de esa década, resquebrajaron estos esquemas. Es desde entonces que comienzan a
germinar las primeras experiencias guerrilleras, alentadas quizás por la necesidad de
remplazar el papel que el actor militar había dejado vacante luego de su unificación
ideológica detrás de la Alianza Para el Progreso y la Doctrina de la Seguridad Nacional.

Con todo, aun en 1966, en ocasión del golpe de estado de la llamada “Revolución
Argentina”, sectores de la izquierda se debatían sobre qué actitud tomar frente al nuevo
gobierno militar. Como señala Rouquié, es el caso del Partido Socialista de la Izquierda
Nacional, que dirigían Jorge Abelardo Ramos, y Eneas Spilimbergo a quienes Ernesto Laclau acompañaba desde su juventud, quienes “prejuzgaron favorablemente una revolución militar que, a su entender, podía ser el principio de un nasserismo argentino”. Sin embargo, no dejaban de ser una minoría. La gran mayoría de las organizaciones de izquierda romperán con el imaginario de alianza pueblo- fuerzas armadas, las cuales pasarán al campo del “antipueblo”.

En el caso del PC, se produce un proceso inverso al de la mayoría de la izquierda siendo los
años sesenta el periodo de mayor ímpetu del trabajo en las Fuerzas Armadas. Es decir,
mientras la tendencia en el mundo militar era la adopción de la Doctrina de Seguridad
Nacional, el anticomunismo, y la lucha en pos de los valores del mundo occidental y
cristiano, el PC se aferraba a su programa de defensa de la democracia y, con él, se lanzaba
a la “conquista” de las fuerzas militares. En otras palabras, la orientación fervientemente
antipopular y autoritaria de las Fuerzas Armadas, profundiza en la visión del partido la
necesidad de luchar por reivindicaciones democráticas. En su opinión, si dicha tarea había
sido importante en el pasado, lo era mucho más entonces, cuando Estados Unidos ganaba
terreno entre los militares latinoamericanos. En este sentido -operando como un factor
adicional- es el contexto de la guerra fría el que imprime sus lecturas. El PC argentino se
sentía (y era) uno de los destacamentos más importante con el que podía contar la URSS en
América Latina; en sus preocupaciones estaba sin duda la cuestión de con qué bloque se
aliarían las Fuerzas Armadas en Latinoamérica y Argentina en particular.
Es desde esa lectura de la realidad y la necesaria derivación en la conformación de un
Frente Democrático Nacional que, desde 1962, el trabajo sobre las FFAA se traduce en la
conformación de la Unión de Oficiales Democráticos Argentinos, bautizada “Lautaro”, veáse por ejemplo John William Coock, "La lucha por la liberación nacional. Buenos Aires: Papiro, 1971";
Rodolfo Puiggrós, "A dónde vamos, argentinos, Buenos Aires: Corregidor, 1972" y para un análisis reciente al respecto veáse Guillermina, Georgieff, "Nación y Revolución. Itinerarios de una controversia en Argentina,(1960-1970) Buenos Aires: Prometeo, 2009".

En honor a la Logia Lautaro creada por San Martin en tiempos de la revolución de la
Independencia. En 1968 publican un folleto donde explican que su principal objetivo era la
construcción de “…un orden auténticamente democrático y republicano al que se deben las
armas de la patria para salvaguardar la soberanía y la defensa nacional. No cabe duda que
este es el único camino capaz de facilitar el reencuentro del pueblo con las Fuerzas
Armadas”. En 1962 y 1963, en plena crisis entre “azules” y “colorados”, Lautaro y el PC
dieron su apoyo a los primeros, de procedencia “liberal” o “legalista”, frente al “peligro
nacionalista”, a pesar del explícito anticomunismo de ambas facciones, Del otro lado, se va produciendo el nucleamiento “azul” con centro en Campo de Mayo.

En la sublevación del 18 de septiembre de 1962 el general Juan Carlos Onganía firma la proclama Nº1 (…) en su serie de proclamas hasta llegar a la 150 donde se pide: el “cese de la dictadura”; la
“normalidad constitucional”; el “respeto al poder civil”; “las elecciones
libres e inmediatas”; etc. Estas promesas van alineando las simpatías de la población.

Sin embargo, en el centro de las diferencias entre azules y colorados no estaban en juego
concepciones antagónicas construidas en torno a los ejes democracia o autoritarismo en la
medida que ambas eran profundamente antidemocráticas y miraban con igual desconfianza
el sistema de partidos. Los matices, en cambio, aparecerán sobre cómo posicionarse frente
al peronismo; es en este terreno donde se revela una tendencia más “negociadora” por parte
del sector azul contra la “intransigencia” de los colorados. Señala Rouquié, mientras ….para los colorados, el peronismo es un movimiento de clase sectario y violento que da lugar al comunismo, los azules consideran, por el contrario, cualesquiera que sean su itinerario personal y su pasado, que a
pesar de sus excesos, de sus abusos de poder y de su demagogia insoportable, el peronismo es una fuerza nacional y cristiana que permitió salvar a la clase obrera del comunismo y que constituye por ende un bastión contra la subversión.

No obstante, y a pesar del apoyo dado entonces a los sectores azules, en 1966, producido el
golpe de la Revolución Argentina, Lautaro y el PC se manifestarán en contra, denunciando
a la dictadura como “reaccionaria” y sometida a los intereses de Estados Unidos. Por ello
desde 1965, en vísperas del golpe comenzarán a llamar a luchar por la defensa del carácter nacional de nuestras FF. AA.; contra el espíritu extranjerizante y antipopular impuesto a la reestructuración del Ejército; contra cualquier envío de tropas o todo tipo de aporte miliar para agredir a Cuba, Vietnam, o cualquier otro punto de Latinoamérica o del mundo, como fuerza cipaya de Estados Unidos. Sin embargo, la experiencia del onganiato y la acción común de las Fuerzas Armadas contra las organizaciones populares a partir de su orientación anticomunista, no modifica en lo esencial la política del PC hacia las mismas. Como hemos dicho, la tendencia a la penetración de la Doctrina de Seguridad Nacional y la guerra antisubversiva en los sectores castrenses, hace que el PC redoble sus esfuerzos por contrarrestar dichas tendencias en función de objetivos democráticos. En consecuencia, la política militar del PC fue diferente a la que dominó a las organizaciones armadas de los setenta. Mientras las segundas se proponen (ellas mismas) como el destacamento armado del pueblo para luchar contra el orden social y el conjunto de las instituciones (especialmente la militar) que lo garantizaba, el PC, desplazado del campo de la revolución socialista (su objetivo era la revolución
democrática), aspirará a objetivos reformistas, cuya realización dependía de las alianzas con amplios sectores sociales entre los cuales, además de los partidos políticos y las iglesias, estaban las Fuerzas Armadas, sector que se revelaría clave cuando la hora decisiva llegara y las conquistas de la revolución democrática fuesen puestas en peligro por la reacción del imperialismo y sus socios nacionales. La participación de militares comunistas en la Revolución de los Claveles en Portugal durante 1975, vendría a reforzar, en una coyuntura de extrema sensibilidad para los argentinos, la convicción sobre la necesidad de trabajar con las Fuerzas Armadas. Separados por el horizonte político de lucha, las acciones guerrilleras serán calificadas como “ultraizquierdistas” “aventureras” o, directamente, “terroristas”.

En la visión del PC, Argentina marchaba en 1975 directo al derrumbe político y hacia un
golpe de estado de estirpe pinochetista. Pese a la agudización de los conflictos obreros, no
estimaba que fuera posible una salida revolucionaria a la crisis, o más aun, que la crisis
fuera el reflejo del agravamiento de los enfrentamientos de clase. Como se ha establecido al
comienzo de este trabajo, el PC no creía que en las condiciones de atraso material en que se
encontraba la Argentina fuera posible plantear otras tareas distintas a las de la revolución
democrática.

Bajo este diagnóstico, sostenía que la solución golpista solo podía frenarse mediante un
frente multisectorial formado por partidos políticos, sectores de la iglesia y de las fuerzas
armadas con el objetivo de normalizar la vida política y evitar la caída del gobierno a
manos de los militares “pinochetistas” y “gorilas”, demostrando aquí una tendencia fuertemente Gramsciana.

 Desde entonces, el PC se esforzará por consolidar su trabajo en el marco del Movimiento de Juventudes Políticas, integrado por radicales, peronistas, intransigentes y democristianos, y por extender su influencia entre los actores a los que visualizaba como aliados, a partir de las relaciones establecidas por su frente de masas, es decir, por el sector de cada regional partidaria, abocado a mantener vínculos con dirigentes de otras organizaciones, funcionarios religiosos (católicos, judíos y
evangelistas) y funcionarios de las Fuerzas Armadas. En relación a estas últimas, el PC realizaba un seguimiento regular de su situación desde las páginas del semanario Nuestra Palabra, analizando los pros y contras de los desplazamientos y ascensos. Se transcribían discursos y se alertaba sobre sus
contradicciones. El avance de la derecha peronista y el accionar terrorista de la Triple A - aun antes de la muerte de Perón- comenzaba a configurar un panorama de violencia y de honda crisis política.

Ya en diciembre de 1973, Perón había decidido el reemplazo de Jorge Raúl Carcagno, Comandante en Jefe del Ejército desde la asunción de Héctor Cámpora en mayo de ese año, por el Teniente General Leandro Enrique Anaya. En el mes de octubre, en ocasión de la X Conferencia de Ejércitos Americanos, Carcagno había ofrecido un discurso en el que impugnaba la Doctrina de la Seguridad Nacional impulsada por el Pentágono y denunciaba a las transnacionales y el endeudamiento externo. Su radicalización política desentonaba con la orientación ideológica impulsada por el gobierno.
Sin embargo, los comunistas verían en Anaya a un continuador –aunque más moderado- de
la política de Carcagno. Como Videla, el Teniente General Anaya aparecía públicamente
alineado detrás de los militares “prescindentes”, los que para el PC resultaban confiables.
La negativa a prestar colaboración con el gobierno de Isabel Perón, Lopez Rega y la Triple
A, era leída como una señal de oposición a los proyectos de represión interna.
Por el contrario, el PC desconfiaba de los militares como Numa Laplane –sucesor de Anaya
desde mayo de 1975- que aparecían cercanos al gobierno de Isabel: “Pero como el Tte.
Gral. Numa Laplane no define al enemigo del pueblo y de la nación, al que se limita a
englobar en el término “subversión”, su planteo resulta cuando menos confus.  Es a
partir de esta distinción entre el “profesionalismo prescindente” y el “profesionalismo
integrado” que deciden apoyar a los primeros e incluso llegan a proponerlos como
potenciales aliados contra un golpe de Estado y el avance de los sectores “pinochetistas”.
Videla -incluso Massera que era elogiado - aparece entonces como una opción deseable
frente a Numa Laplane, quien emergía como sostenedor de los proyectos de la derecha
peronista y de la Triple A. Sin embargo, como señalan Novaro y Palermo, el “profesionalismo prescindente”, significaba, contra lo que podría interpretarse literalmente (y contra lo que interpretó el PC), tanto la decisión de no intervenir, como la inconmovible posición de actuar como “guardián último del orden”. “Ello implicaba, por lo menos, poner entre paréntesis la subordinación militar a las autoridades constitucionales, y era plenamente compatible con la doctrina de seguridad nacional”.
La minoritaria corriente representada por Numa Laplane y su decisión de aceptar los
llamados a cogobernar, fueron aisladas por la propia oficialidad, consiguiendo su
desplazamiento en agosto de 1975 y dejando el camino allanado para la asunción del Gral.
Videla. Desde ese momento el golpe estaba decidido, solo debían esperar el momento
indicado. El instante preciso dependía de la certeza de que la interrupción del orden
constitucional no presentaría resistencias decisivas.
La prueba piloto se realizaría en diciembre de 1975, cuando comandados por el brigadier
Jesús Orlando Capellini, con base de operaciones en la VII Brigada Aérea en Morón, se
rebele un grupo de oficiales aeronáuticos bajo la exigencia de que el gobierno dimita y que
el Comandante en Jefe del Ejército, general Videla, se hiciera cargo del ejecutivo. La
respuesta de la población fue pobre, dejando en claro a los militares cuál sería el escenario
llegado el verdadero momento.
En esas jornadas Videla difundió un radiograma en donde expresaba: “El suscripto no
comparte la solución propuesta. No obstante, se reclamará a las instituciones responsables y
en nombre de los supremos intereses de la República, que actúen rápidamente en función
de las soluciones profundas y patrióticas que la situación exige".
Este rechazo de Videla a la sublevación de Capellini fue entonces interpretada por el PC
invariablemente como la comprobación de que con el sector encabezado por aquel, era
posible establecer algún tipo de negociación, dada su vocación prescindente. Hasta el 24 de
marzo de 1976, el PC insistirá en la necesidad de que, mediante una multisectorial cívico
militar, se desbarataran los intentos de golpe de Estado. Nada de ello sucedió.
Es importante tener en cuenta la declaración del día después del golpe militar: "Ayer, 24 de marzo, las fuerzas armadas depusieron a la Presidente María Estela Martinez remplazándola por una Junta Militar integrada por los comandantes de las tres armas. No fue un suceso inesperado. La situación había llegado a un límite extremo `que agravia a la nación y compromete su futuro´ (…) En vísperas de los dramáticos sucesos del 24, bandas fascistas impunes asolaron con sus crímenes el país. La muerte rondaba calles y caminos, fábricas, universidades, hospitales; penetraba en la intimidad de los hogares. Nunca se había visto en nuestro país nada tan cruel (…) El Partido Comunista está convencido de que no ha sido el golpe del 24 el método más idóneo para resolver la profunda crisis política y económica, cultural y moral. Pero estamos ante una nueva realidad.

Estamos ante el caso de juzgar los hechos como ellos son. Nos atendremos a los hechos y a nuestra forma de juzgarlos: su confrontación con las palabras y promesas.

La propuesta de gobierno cívico militar y la caracterización de que existía una corriente
democrática en las Fuerzas Armadas con capacidad para encabezar el proceso político, será
sostenida hasta fines de 1982. En términos generales, no se encontrarán declaraciones
claramente opositoras que en esos seis años permitan situar al PC en el campo de las
organizaciones que resistieron a la dictadura.

Sin embargo, en el transcurso de ese período, el PC sufrió decenas de desapariciones a las
que respondió con una tenaz actividad en el marco de la Liga por los Derechos del Hombre
y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Cientos de militantes se involucraron riesgosamente en dichas actividades, como en 1975 lo habían hecho recorriendo cuarteles, e incluso como conscriptos, tratando de incidir sobre el humor de las Fuerzas Armadas diseminando volantes o estableciendo discusiones.
Pero 1976 -y los años posteriores- no fueron 1975, y para muchos comenzó a ser evidente
que las tensiones internas a las Fuerzas Armadas no se traducían en diferencias de trato
hacia los militantes y activistas políticos. No hubo oposiciones y fraccionamientos internos
en aquel momento, pero el malestar y la incomodidad se manifestarían con posterioridad.
En octubre de 1982, en uno de los primeros actos que la distensión política posterior a la
derrota de Malvinas había permitido, Patricio Echegaray, entonces recientemente elegido
Secretario General de la Federación Juvenil Comunista, fue silbado por la multitud cuando
aún entonces levantó la consigna de confluencia con sectores democráticos de las Fuerzas
Armadas. Esa fue la última vez.

A diferencia de la mayoría de la izquierda, que desde 1955 comenzaba a cuestionar la
posibilidad de colocar a sectores militares detrás de los intereses del pueblo, el PC se
empeñaba en contrarrestar las influencias de la Doctrina de Seguridad Nacional con
planteos antiimperialistas y en defensa de la soberanía nacional. Detrás de estos planteos
puede apreciarse la influencia del escenario de la guerra fría y de la disputa entre el bloque
capitalista y el bloque soviético del cual el PC argentino se sentía servidor.
De este modo, el imaginario de convergencia entre militares y civiles en función de estos
objetivos, formaban parte constitutiva del programa del PC. Para conseguirlo, invertían
gran parte de su capital militante y político en capturar la atención tanto de oficiales y
suboficiales, como de los conscriptos que ocasionalmente podían desempeñar tareas de
orden externo e interno. Se repartían declaraciones, folletos e incluso libros dedicados al
análisis del tema militar y la intervención del partido, mostrando hasta qué punto el PC
consideraba importante y factible orientar a los sectores castrenses.
En la crítica coyuntura abierta tras la muerte del presidente Perón, el PC redobla sus
esfuerzos en este plano. Al grito de “¡soldados de la patria, no apunten contra el pueblo!”
cientos de militantes recorrieron cuarteles denunciando la proximidad de un golpe
“pinochetista” e instando a los soldados a oponerse desde adentro. Como hemos dicho, el
PC no confiaba en que las huelgas de trabajadores pudieran dar su propia solución a la
crisis del régimen social. Por esa razón proponía soluciones defensivas, intermedias: un
gabinete de gobierno de todos; de los peronistas, de los radicales, de los militares, de los
empresarios (progresistas). En este contexto, los militares “prescindentes” fueron
identificados como democráticos, aunque la denominada prescindencia sirvió a los
propósitos golpistas.
Pero si los comunistas contaban con informantes en varios niveles de las Fuerzas Armadas,
¿cómo pudo haber incurrido en semejante distorsión? ¿Acaso pudieron haber resultado
víctimas de una operación de contrainteligencia? ¿Es posible que su estimación sobre su
propio desarrollo en las Fuerzas Armadas fuera irreal? ¿Qué ocurrió con sus oficiales bajo
la dictadura militar? ¿Por qué razón bajo el régimen militar continuó sosteniendo la misma
propuesta? ¿Acaso fue el temor a la represión indiscriminada sobre la organización lo que
los llevó a tomar una actitud de no enfrentamiento? Como se planteó al comienzo de este
trabajo, la respuesta a estos interrogantes podría ayudar a  construir la trama de las
relaciones civiles con el régimen militar. Poco se ha estudiado el papel de los partidos
políticos en este periodo, ya sea en el plano de las decisiones que abrieron la puerta al
golpe, como en su sostenimiento posterior. De igual manera, tampoco fue examinada con
sistematicidad la intervención de los partidos de izquierda en los espacios de denuncia,
oposición y resistencia.
Es de desear que lo hacho hasta aquí para la mejor comprensión de algunas circunstancias de nuestra historia y algunos de sus participantes.

Bibliografía
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