El
tema de la sucesión política ha sido desde siempre el desvelo de los que están
obligados a dejarlo. Son contados los casos en la historia política del mundo
de aquellos que han dejado el poder motu
proprio.
En
este año 2015 Cristina Fernández de Kirchner tiene que dejarlo y , considerando
como una posibilidad que gane su candidato, lo deja en manos de un liberal como
el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, pero con un
vicepresidente como reaseguro, el maoísta Carlos Zannini, quien asegura la
continuidad del proyecto político del kirchnerismo, esto es, un progresismo
socialdemócrata.
La
historia como magíster vitae, como
maestra de la vida según afirmara Cicerón nos enseña que casi todas las
sucesiones políticas fueron traidoras a sus mandantes. Los ejemplos más
recientes en Argentina son la traición de Alvear a Yrigoyen, la traición de
Cámpora a Perón, la traición de Kirchner a Duhalde para poner solo ejemplos de
presidentes.[1] En el orden internacional
la traición de Juan Carlos a Franco.
Nadie
puede asegurar la traición de su delfín, porque una vez en uso del poder, y
sobre todo en un régimen presidencial como el nuestro, el que lo tiene hace lo
que le indica su “real gana”. Además como lo hace notar el gran
constitucionalista mendocino, Dardo Pérez Ghilou, la figura del vicepresidente
es totalmente ambigua y sin peso político propio. Véase la de los dos últimos:
Cleto Cobos y Amado Boudou.
Si a
ellos sumamos la posición política oscilante del candidato a presidente Scioli,
quien fue sucesivamente liberal, menemista, duhaldista y kirchnerista, lo más
probable es que termine siendo sciolista cuando le toque gobernar el país. Pues
es un hombre que mostró a lo largo de esto años no tener un proyecto político
sino solo ambiciones personales.
No
hay que olvidar que los hombres menores cuando llegan al poder no escuchan a
nadie porque se conforman y están satisfechos con lo que ya saben. En una
palabra, no aprenden nada más de ningún otro. Como afirma Descartes al comienzo
de sus Meditaciones Metafísicas “el hombre vulgar está satisfecho con su
sentido común y ninguno de ellos reniega de él”.
Es
sabido por el relato de la caja de Pandora que al hombre le está prohibido
hacer prognósis, ver el futuro, porque esta y no la esperanza como mal se
traduce, fue la que quedó encerrada. Pero, lo más probable es que Cristina Fernández
se maneje con total soltura los primeros tiempos y luego su figura de
desvanezca lentamente. Y entonces, pensará como Heidegger cuando estaban
entrando los rusos en Berlín: que el
final (de Scioli) no se demore.
[1] Un caso emblemático de traición política le sucedió a Vicente Joga a
la sazón gobernador de la provincia de Formosa, asiduamente
siendo gobernador se reunían en el Fogón de la
Utopía junto con Tucho Methol Ferré, Manuel Figueroa, Abel Posse, Miguel
Lamber, Mario Casalla y tantos otros
para armar todo el norte del país en contra de Menem. Concurría
sumisamente su vicegobernador Gildo Infrán a quien, juramentado, puso de
gobernador para sucederlo. Gildo es gobernador desde hace 20 años y nunca más
lo recibió.